Hoy nos toca hablar de otra serie que no es de dibujos, sino de personajes de carne y hueso. ¿Quién no ha querido tener alguna vez poderes mágicos? ¿O ser invisibles, parar el tiempo, tener todos los conocimientos...? Tener poderes mágicos conlleva una gran responsabilidad, y eso nos lo enseñaba capítulo a capítulo... "Sabrina, cosas de brujas". ¡Abracadabra!
Sabrina (Melissa Joan Hart) era una joven de 16 años que vive con sus tías Zelda y Hilda. De la noche a la mañana descubre que es bruja y tiene poderes mágicos. Además el cuarto de las toalla da a "La otra esfera", lugar donde viven los magos y brujas, y tiene un gato que habla, Salem, que era un mago que intento conquistar el mundo a través de su magia, siendo castigado por esto a vivir toda la eternidad convertido en gato.
Sabrina deberá proteger sus poderes a la vez que intenta hacer una vida lo más normal posible, ya que esto es algo que deberá llevar en secreto. A lo largo de las siete temporadas que tuvo la serie, vimos como Sabrina pasaba del instituto a la universidad, conocimos a todos sus amigos y enemigos, y a varios novios. Al final de la serie se casa con Harvey, su amor de instituto.
Aunque la serie tenía un argumento horizontal a lo largo de todas las temporadas (la vida de Sabrina) los episodios eran autoconclusivos, es decir, Sabrina hacía un hechízo que salía mal, de ello sacaba un beneficio, y a lo largo del capítulo se veían las consecuencias. No será la mejor serie del siglo pasado, pero te tenía un buen rato entretenido.
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