viernes, 12 de noviembre de 2010

¡Abuelito dime tú!


Todos hemos llorado con Heidi. Con cuatro o cinco años esta ha sido, sin lugar a duda, una de las series que más nos ha emocionado y que más nos cautivado de pequeños. Heidi es una niña huérfana que, desde muy pequeña, queda al cuidado de su tía. Pero cuando ésta encuentra un buen trabajo decidide ir a Dorfli, una pequeña aldea de los Alpes, a dejar a sus obrina con su abuelo, considerado una persona especial por ser un auténtico ermitaño. Ahí Heidi, cuyo nombre real es Adelaida, conoce a Pedro, un chico que se encarga de sacar a pastar a las cabras de los aldeanos. Pedro se convertirá en el mejor amigo de la pequeña, aunque éste vive alejada de la sociedad ya que su abuelo se niega a que vaya a la escuela. Más adelante, Heidi acude a Fráncfort donde tiene como tutora a la exigente Señorita Rottenmeier y allí conocerá a Clara, una niña inválida. Pero esa no era la vida de Heidi y decide volver a las montañas. Eso sí, se llevará a Clara para que conozca la agradable vida que se tiene en Los Alpes. És una pequeña síntesis de lo que ha deparado una de las mejores series de la historia de la televisión, que procede de una novela y que ha conseguido despertar los sentimientos más escondidos tanto de mayores como de pequeños.

Personalmente, no puedo olvidarme de mencionar uno de los personajes hasta ahora no nombrado que más me cautivo: Niebla. Era el perro del abuelo de Heidi. Se encariña con esta traviesa niña y es quien la acompaña en sus variadas aventuras con Pedro. Tampoco nos podemos olvidar de "Copito de nieve". Es una pequeña cabrita de Pedro, la más adorable y tierna de todas, que también acompaña a los niños en sus travesías. En definitiva, una de las series con las que madrugabamos todos encantados para ir al colegio y empezar el día con una sonrisa en la cara.

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